HISTORIA DE ÉXITO: DE JALADOR DE COMBIS A LIDERAR COMUNIDAD PERUANA EN NUEVA YORK
En las vibrantes calles de Lima, Sandro Stefano Navarro Semino comenzó su camino en la vida como jalador de combis, atrayendo a pasajeros para abordar los vehículos de transporte público. Esta experiencia temprana, aunque desafiante, marcó el inicio de una historia de perseverancia y transformación que lo llevaría a liderar una próspera comunidad peruana en la bulliciosa ciudad de Nueva York.
Nació en 1989 en el distrito de Castilla, Piura. A los 14 años emigró a Estados Unidos. Recuerda que su chamba consistía en ayudar a los cobradores de combis a subir o jalar gente y cobraba 10 céntimos por cada persona que subía a una combi. Era una modalidad laboral informal muy común en Lima y el primer puerto, pero “Necesitaba el dinero, tenía que trabajar”.
Su viaje migratorio comenzó hace más de dos décadas, cuando decidió dejar atrás las calles caóticas de Lima en busca de nuevas oportunidades en Estados Unidos. Estudió en el Richmond Hill High School en Queens. Mientras cursaba los últimos años, fue cocinero de hamburguesas y cajero de un supermercado.
Posteriormente entró al Ejército de Estados Unidos, la Guardia Nacional, en el que sirvió ocho años y medio. Entre los años 2009 y 2012 fue enviado a misiones en Afganistán y Kuwait. Por su labor en Afganistán recibió la medalla Army Commendation Medal y por Kuwait la medalla a mejor Conductor y al Mérito Reservista.
Al culminar la etapa militar, trabajó como taxista y otros oficios, lo cual le ayudó a graduarse el 2015 en la Universidad Comunitaria Laguardia College, en Nueva York, como Asociado en Ciencias, especialidad en Justicia Criminal.
Con el tiempo, Navarro Semino se destacó no solo por su tenacidad, sino también por su deseo de construir una comunidad sólida y unida.
Define esta experiencia como enriquecedora, ya que consolidó su decisión de entregarse completamente a la comunidad peruana y latinoamericana.
De este modo, laboró en la organización Camba Homebase, apoyando a familias latinoamericanas al borde del desalojo. Se convirtió en un puente entre los recién llegados y los residentes que ya establecidos, utilizando su experiencia para ayudar a otros a navegar por los desafíos de la adaptación a una nueva cultura y sociedad.
Despliega sus esfuerzos en la coordinación y fortalecimiento de la comunidad inmigrante de Nueva York, bajo la tutela de la Alcaldía de la ciudad. Menciona que la Alcaldía de Nueva York nunca había establecido un vínculo tan fuerte con la comunidad peruana hasta la aparición del Proyecto Town Hall en Queens.
Con esta iniciativa, se forjó la primera plataforma cívica peruana en colaboración con el gobierno municipal de Nueva York, permitiendo ampliar la participación de los peruanos en las decisiones de la ciudad.
Nuestro compatriota también dedica su tiempo a apoyar a los niños latinoamericanos de bajos recursos en el Centro Corona, con la asistencia en sus tareas escolares. Su ayuda llega a los jóvenes que enfrentan procesos de deportación.
Sandro fundó diversas iniciativas comunitarias, desde programas de apoyo educativo hasta eventos culturales que celebran la herencia peruana. Su dedicación a preservar y compartir las tradiciones de su tierra natal ha consolidado su posición como un líder respetado.
“Mis logros no son mis logros, son de la comunidad. Mi mayor logro es el reconocimiento de la comunidad”, resalta satisfecho.
Se congratuló de que el 26 de julio, el Concejo Municipal de Nueva York se sumó por primera vez a las celebraciones del 202 aniversario de la independencia de Perú con el programa Herencia Peruana.
La transformación de jalador de combis a líder comunitario es una historia inspiradora que refleja la capacidad de las personas para reinventarse y contribuir al bienestar de aquellos que los rodean. La travesía de Sandro Stefano Navarro Semino destaca cómo la determinación, el trabajo duro y el amor por la comunidad pueden convertir a alguien en un faro de esperanza y cambio. Su historia resuena como un recordatorio de que cada individuo tiene el poder de forjar su propio destino y enriquecer las vidas de quienes comparten su camino.
Los peruanos podemos cumplir nuestras metas y sueños. Stefano es una prueba de sus propias palabras.