AUMENTO ALARMANTE DE LA MINERÍA ILEGAL EN EL CORREDOR VIAL SUR DE PERÚ
El Corredor Vial Sur, conocido por su riqueza natural y paisajes impresionantes, se ve amenazado por la expansión descontrolada de la minería ilegal, la cual abarca las minas de cobre que producen el 40% del cobre nacional, sobre todo en las regiones de Apurímac y Cusco. Generando crecientes inquietudes sobre los impactos ambientales y sociales en la región.
Este fenómeno ha generado preocupación tanto a nivel local como nacional, pues de una u otra manera, se plantean interrogantes y amenazas reales en contra de la minería moderna en el Perú, aquella que paga impuestos, genera empleo y es uno de los motores principales en contra de la pobreza.
La minería ilegal hoy parece haberse focalizado en los distritos de Velille, Livitaca y Chamaca, en Chumbivilcas, muy cerca de la concesión que corresponde a la minera Hudbay. Sin embargo, también existe minería ilegal en algunas áreas de Espinar cercanas a la mina Antapaccay. Y por supuesto, cerca de Las Bambas en Apurímac. En el distrito apurimeño de Progreso crece la minería ilegal amenazando a la mina Las Bambas y el proyecto Aquira.
Las autoridades locales han expresado su preocupación ante la magnitud que está alcanzando, desde inicios de este año las invasiones de mineros ilegales parecen multiplicarse en el llamado corredor vial del sur. La falta de control y regulación adecuada ha permitido que esta actividad ilícita prolifere, poniendo en riesgo los ecosistemas locales y afectando negativamente a las comunidades que dependen de ellos.
Los impactos ambientales de la minería ilegal son evidentes, desde la contaminación de fuentes de agua hasta la deforestación descontrolada. Estos efectos no solo dañan irreversiblemente la biodiversidad local, sino que también comprometen la calidad de vida de las personas que habitan en la zona.
Existen tipos de mineros. El minero ilegal, viola el derecho de propiedad en el país. Igualmente, el minero ilegal desarrolla minería en zonas reservadas y parques nacionales y generalmente explota el mineral sin las menores responsabilidades con el medio ambiente y, por supuesto, ignora cualquier responsabilidad fiscal. Describir la naturaleza del minero ilegal es fundamental para diferenciarlo de los mineros artesanales y la minería informal.
La cooperación entre el gobierno, las organizaciones ambientales y la sociedad civil es esencial para combatir eficazmente la minería ilegal. La conciencia pública y la participación activa son clave para impulsar cambios significativos y presionar por una mayor regulación y control en la región.
Ante la multiplicación de la minería ilegal en el corredor vial del sur una de las interrogantes que se plantea es cuál será la posición de los sectores radicales antimineros y las oenegés de izquierda que han apuntado a bloquear y detener la producción minera en la zona arguyendo razones y criterios medio ambientales. Hasta hoy estos sectores guardan un silencio preocupante, no obstante que la minería ilegal es sinónimo de destrucción del medio ambiente.